MÁS DESPIDOS Y LA GESTIÓN DEL MIEDO

Abertis autopistas España despide a 3 trabajadores más por prácticas consentidas durante años

El pasado viernes, 3 compañeros de mantenimiento de AUMAR fueron echados por presuntamente tomar el café en establecimientos de su zona a menos de 1 km de la pista. Alguien que lea lo anterior puede pensar “vaya, nosotros siempre lo hemos hecho”, pues bien, el siempre ya no importa. YA NO IMPORTAN los motivos porque no es consecuencia de la aplicación de un reglamento disciplinario, sino de una política de eficiencia y miedo, diseñada para aprovechar cualquier ocasión para amortizar y atemorizar.

No importa tampoco si dejan a una familia entera sin trabajo, ni las veces que te has jugado la vida en plena pista, ni los años que has dado la cara por esta empresa. Si alguna vez importó, tenemos que asumir que ya no es así y ser consecuentes.

No podemos permitirnos trabajar con miedo. Tampoco el pensamiento de que a nosotros no nos pasará. Es el momento de actuar con mayor diligencia si cabe, de ser extremadamente profesionales, de no dar ninguna sombra de motivo y de estar unidos. Eso sí, favores los justos por que nadie nos los va a agradecer.

El miedo es todo suyo. Nosotros tenemos futuro como trabajadores de vías de alta capacidad y así lo pelearemos. El verdadero miedo es de los que están aquí de alquiler y sufren por ver como se les acaba un negocio con estos márgenes. Cuando alguien se pregunte de nuestro posicionamiento en este tema, que busque las respuestas en estas políticas contra los trabajadores/as, y si el cliente está en el centro, también tendrá que conocer de ellas.

Desde CCOO ya hace un tiempo que venimos advirtiendo del mercadillo de saldos en que están queriendo convertir nuestros empleos: despidos pactados fuera de cualquier control, despidos por bajo rendimiento, despidos disciplinarios…y todo ello articulado desde la estrategia del miedo. La partida ya no se juega solo en el plano de la ley, el acuerdo o la negociación, sino en el de las voluntades. Y contra su voluntad de querernos mercancía, solo vale nuestra voluntad para dejar de serlo.

¡Tengamos cuidado pero seamos valientes!

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